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Mostrando entradas de abril, 2008

Don Quijote o el placer de leer a Cervantes

Una de las experiencias más gratificantes de mi experiencia lectora ha sido leer con mi hijo El Quijote (sí, ya sé que el nombre completo de la obra es más largo, pero así es más íntimo y cercano). Lo leíamos antes de dormir y para los dos era divertidísimo imaginar los escenarios, los gestos y la voz de este loco genial hablándoles a los venteros, trocando aldeanas en princesas y confundiendo delincuentes por nobles hombres cautivos. A medida que avanzábamos la lectura, Don Quijote despertaba nuevos asombros y Sancho también ganaba puntos en nuestra simpatía. Qué envidia sentía entonces de tener el valor de correr tras los sueños, de conservar la regia obstinación de actuar de acuerdo a los valores en los que se cree por propia elección. Y Sancho, el entrañable Sancho es un hombre paciente que, en el fondo también tiene la fuerza de seguir un sueño, una mítica isla del cual sería gobernador. Ni hablar de los episodios intercalados que son sugestivas historias que van más allá del mens

Un poema de Vargas llosa

PADRE HOMERO No sabíamos si era uno o muchos Ni siquiera sabemos si existió o lo inventamos para dar un dueño y una leyenda a los poemas que fundaron el mundo en que vivimos. Las cuencas vacías de sus ojos iluminan como dos soles las aguas, las islas y las playas del Mediterráneo. Tampoco sabemos si las historias que cantó tuvieron raíces en la historia real o fueron fantaseadas por su imaginación incandescente. Yo lo adivino como un viejecito bondadoso y excéntrico divirtiendo a niños y ancianos con fabulosas aventuras de guerreros y monstruos en una época inusitada en que hombres y dioses andaban entreverados y las batallas se ganaban con caballos de madera, elíxires y magias. Lo diviso entre sombras y chisporroteo de fogatas, en aldeas con olor a vino y aceite pulsando su lira acompañado por el murmullo del mar y la resaca rodeado de caras expectantes. Su fantasía y su verba embellecían las anécdotas que traían los marineros de sus viajes: las canciones voluptuosas de las sirenas lo

Feliz día a los escritores de literatura infantil

HANS CHRISTIAN ANDERSEN O LA GENIALIDAD QUE VENCE LA ADVERSIDAD Hans Christian Andersen nació el 2 de abril de 1805 en Odense, Dinamarca, en el seno de una familia muy pobre, al extremo de dormir bajo un puente y haber tenido que mendigar. Su madre era lavandera de oficio y era algo mayor que su esposo, el padre del pequeño Hans. La imaginación del niño se nutrió de la cultura intuitiva del padre, de las supersticiones populares de la madre y, sobre todo, de la calidez de un hogar de extreme pobreza, pero pletórico de amor. Su padre murió en 1816. Con once años cumplidos, Hans Christian Andersen perdió el incondicional apoyo que a duras penas aligeraba su pobreza. Tuvo que dejar la escuela y aprender a ganarse la vida por sí mismo. Nunca dejó el gusto por la lectura que le había inculcado su padre. Al cumplir catorce años, quiso convertirse en cantante de ópera; sin embargo, y a pesar de su esfuerzo, su voz no tenía las condiciones para sacarlo de la pobreza y del anonimato. Entonces,