
Hoy mi hijo regresa de Nueva York. Cuánto lo he extrañado. Pensé que tendría más tiempo, que haría mil cosas y que escribiría otras tantas. No ha sido así. Hasta mis más minúsculas acciones matinales están ligadas a él. Actos tan simples como despertarlo en las mañanas o andar de puntillas si no tiene clases. Fueron tres semanas, tiempo suficiente para descubrir que mi vocación de soledad tal vez solo fue un sofisma que en algún momento me inventé y terminé por creer. En estas tres semanas, ni la lectura, ni la escritura…solo el cine, mi balcón y pensar mucho en lo rápido que pasaron los trece años que comparte conmigo y lo matinal de sus ansias por dejar el nido. Así te forjé, querido, fuerte, curioso, autónomo y con alma de explorador. No podía ser de otro modo, Toda la tierra siempre te será propicia. Con todo mi corazón, Bienvenido a casa, mi niño, Bienvenido a la abrigadora rutina que por ahora compartimos.
Comentarios