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Feliz Día de la Mujer


Aún no abro mi bandeja de correos. La imagino llena de correos de amigas y amigos que han encontrado un poema, una nota curiosa, una broma o un elogiado perfil femenino en el que difícilmente me reconozco. Me pongo a pensar en la cantidad de frases que forman el imaginario de lo femenino y sus estereotipos. Frases como “es que las mujeres son más sensibles”, “son más ahorrativas”, “es fuerte para ser mujer”, “darle una tarjeta de crédito a una mujer puede ser letal”, “mujer al volante, peligro ambulante”, “con esa falda, parece buscar que le falten el respeto”, “no hijita, eso es para varones”, “para las mujeres el sexo y el amor deben estar unidos”, “esa chica desaliñada no parece mujer”, “para ser mujer le falta delicadeza”, “necesitas un hombre que te proteja”, “tú sabes, ella llora por todo”, “ni mi marido ni mis hijos cenan si yo no estoy”, “a ver, una vueltecita para que se te vea el detalle”, “no llores, pareces mujercita”, “tengo una chacha que es la mar de bruta, la pobrecita”, “es más chismoso que una mujer”, “ya le conozco tres novios diferentes, se ve que es una jugadora”, “detrás de un gran hombre, hay una gran mujer”. Qué violencia encerrada en estas frases que, impasibles, escuchamos día a día repetidas por hombre y también ¡por mujeres! Creo que tenemos mucho para pensar en este día. Liberarnos del espejo, del consumismo, de los estereotipos, de este imaginario que nos limita, que nos convierte en seres pasivos, hechos para el amor hasta el sufrimiento, el maltrato y el ninguneo.
Una de las trampas de la mujer de hoy se esconde en el estereotipo de la “super woman”. Ella trabaja con eficiencia, se mantiene en forma pues quiere ser competitiva sexualmente. Atiende la casa con gran diligencia y las hace de maestra con los hijos en las interminables sesiones de resolución de tareas. Claro que fuera de casa ha tenido que asumir ciertos estereotipos masculinos, claro que ha renunciado al silencio de escuchar su propia voz, los murmullos que le hablan del agotamiento, del extrañamiento de su propia esencia y de esas ganas inconfesadas de correr en la arena a media noche con una ropa holgada, sin tacones, sin maquillaje, sin balanzas y sin relojes que le hablen de una belleza sentenciada y sin memoria. Cada quien aprende a decodificar el mundo desde su propia corporeidad y nosotras tenemos un largo camino para aprender a hablar desde nuestro propio cuerpo, desde nuestros propios ardores y sonrojos, más allá de lo que se nos ha dicho de nuestra mil veces tabuizada corporeidad.
Por todo y por todas…
¡Feliz Día Internacional de la Mujer!

Comentarios

Alejandro ha dicho que…
Muchas veces he charlado con otras mujeres con más o menos similitud de conclusiones a las que haz llegado.
Me gusta mucho tu blog, al que he llegado por pura casualidad.
Enhorabuena y saludos desde México.

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