
HANS CHRISTIAN ANDERSEN O LA GENIALIDAD QUE VENCE LA ADVERSIDAD
Hans Christian Andersen nació el 2 de abril de 1805 en Odense, Dinamarca, en el seno de una familia muy pobre, al extremo de dormir bajo un puente y haber tenido que mendigar. Su madre era lavandera de oficio y era algo mayor que su esposo, el padre del pequeño Hans. La imaginación del niño se nutrió de la cultura intuitiva del padre, de las supersticiones populares de la madre y, sobre todo, de la calidez de un hogar de extreme pobreza, pero pletórico de amor.
Su padre murió en 1816. Con once años cumplidos, Hans Christian Andersen perdió el incondicional apoyo que a duras penas aligeraba su pobreza. Tuvo que dejar la escuela y aprender a ganarse la vida por sí mismo. Nunca dejó el gusto por la lectura que le había inculcado su padre. Al cumplir catorce años, quiso convertirse en cantante de ópera; sin embargo, y a pesar de su esfuerzo, su voz no tenía las condiciones para sacarlo de la pobreza y del anonimato. Entonces, postuló al Teatro Real de Copenhague para estudiar danza. Tampoco era lo suyo y buscó otro apoyo, logrando conseguir al mismo rey Federico IV como benefactor. Su deseo de hallar un lugar y un nombre en el mundo no conocían el pesimismo. Fueron años duros transformar su estilo de estudiante libre y antojadizo por un estilo formal y duro como el que se practicaba en la Escuela de Slagel.
Años más tarde ingresa a la Universidad de Copenhague y decide dejar su excentricidad por la literatura. Había encontrado su lugar en el mundo y el éxito pronto le empezó a sonreír. En 1833, recibió una pequeña beca del rey e hizo su primer viaje largo a Roma. Andersen fue un incansable viajero y, sin duda, su obra es deudora de todo aquello que pudo conmover sus ojos. Por este tiempo escribe Historia de aventuras para niños. Había nacido la leyenda de Andersen como escritor de cuentos de hadas.
A pesar de ello, Andersen quería un lugar en la literatura para adultos. Quería ser dramaturgo y novelista consagrado. No sentía demasiado interés por los cuentos de hadas. Se equivocó rotundamente. Hoy en día se le recuerda precisamente por los mágicos cuentos de hadas que forman parte del sustrato mental de todo Occidente.
Andersen gozó de fama literaria en vida. Conoció a Dickens y mantuvo amistad con el. Tuvo reconocimientos oficiales y nunca abandonó la costumbre de narrar con su propia voz sus cuentos. Incluso siglos más tarde, en 1976, el astrónomo Nicolai Chernykh bautizó en honor Hans Christian el asteroide 2476 con el nombre de Andersen.
Cuentos nuevos, fueron una delicia para los lectores menudos y el mundo se rindió ante la genialidad de este magnífico escritor danés. Durante la primavera de 1872, Andersen sufrió una caída desde su propia cama. Las heridas que le produjo el accidente fueron graves y ya no se repuso del todo. Murió el 4 de agosto de 1875.
En su homenaje, hoy 2 de abril celebramos el Día Internacional de la Literatura Infantil. Feliz día a la literatura infantil peruana, tan prolífica y todavía por descubrir en las escuelas. Feliz día Jorge Díaz Herrera, Oscar Colchado, Jorge Eslava, Danilo Sánchez Lihón, Roberto Rosario, César Vega Herrera, Heriberto Tejo, Guillermo Delgado, Maritza Valle, y todo el grupo de la APLIJ.
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