Ser madre es un desafío, un acto de fe, de valor y de creatividad. La sociedad ha construido una arquetipia de la maternidad. En este modelo mental no hay diversas formas de ejercer la maternidad. Hay una única manera de ser madre y esta manera excluye el error, la insatisfacción, la inseguridad, el cansancio y la inconformidad. Si una madre sintiera alguno de estos sentimientos frente a su maternidad, desata una cascada de sentimientos de culpa sobre ella.
El vientre es femenino, pero ello de por sí no puede explicar que el cuidado de los hijos sea naturalmente femenino. La mujer ha conquistado un lugar en el sistema productivo mundial y, sin embargo, no ha ganado el derecho de compartir el rol de cuidado, vigilancia del desarrollo y educación de la prole. Desde el cotidiano hecho de supervisar las tareas, controlar el aseo de los niños, vigilar su alimentación y vestimenta, todo ello pareciera que son actos que prolongan el hecho de haber venido al mundo con un vientre fértil.
Las mujeres no queremos renunciar a la maternidad, pero queremos una paternidad del varón más activa, que nos proporcione tiempo para desarrollarnos laboralmente, académicamente y también para poder tener tiempo para explorar la femineidad de nuestro tiempo. ¿Es mucho pedir? ¿Es querer tenerlo todo? Tal vez. Sin embargo, este pretensión la alimenta el ver, a diario, que la paternidad si les permite a ellos, algunos privilegios que para las mujeres todavía están vedados.
Aún así, y por todo el camino avanzado...FELIZ DÍA DE LAS MADRES
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