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EL DILEMA DE LAS PRUEBAS ESTANDARIZADAS


Una de las tendencias contemporáneas para medir calidad educativa es el uso de las pruebas estandarizadas (Pisa, Censales, Terce, etc.,). Los docentes viven una presión casi implacable para demostrar lo eficaces que su acción es en el aula. Los gobiernos locales o centrales promueven y celebran el avance porcentual en los resultados de estas pruebas.

En muchas voces docentes y académicas se alza una voz de rechazo a considerar que las
pruebas estandarizadas midan calidad educativa. Los argumentos son los que siguen:

1. Las pruebas no miden lo que se enseña realmente en las escuelas. Ni siquiera están alineadas con los contenidos de los textos escolares que se usan en las escuelas.

2. Las pruebas eliminan muchos ítems en los que la población evaluada sale airosa. La eliminación sistemática de esos ítems conlleva a asegurar que la mayoría de ítems sea de mediana dificultad.

3. Dejan de medir aspectos relevantes como son: la creatividad, fluidez verbal, iniciativa, perseverancia, etc., lo que podría llevar a los docentes a considerar que tales capacidades no son fundamentales en la formación estudiantil.

4. Las evaluaciones censales en nuestro país han demostrado que muchos profesores tienden a mecanizar a los alumnos al tomarles numerosos simulacros para volverlos expertos en descartar alternativas falsas. La finalidad de una escuela no puede estar dirigida a obtener logros positivos en una evaluación censal. La escuela, como proyecto educativo, desarrollador tiene más perspectivas que abordar y desarrollar.

Podemos estar de acuerdo con los criterios antes expuestos; sin embargo, también es cierto que el gran desafío de la escuela de nuestro tiempo ya no es accesibilidad sino calidad educativa. Siendo este el desafío, toda escuela necesita tomar decisiones que la encaminen a lograr calidad educativa cuyo centro son los aprendizajes.
La data es valiosa p para que una escuela pueda tomar medidas adecuadas, sin data se vuela a ciegas. No basta la evaluación de los docentes porque dejaría de ser objetiva si se sabe que se valorará el desempeño de los estudiantes. “Las organizaciones exitosas no sólo recogen data, la reverencian. No están satisfechos con la data hasta que cobra vida y significado para cada maestro y grupo pertinente. Utilizan data para crear y asegurar un objetivo, una realidad generalizada…” Schmoker, M. (2001). p. 48-69

Es ante esta encrucijada que surgen las pruebas estandarizadas: la data que permite a los maestros, directivos de escuela y funcionarios del sector iniciar, redefinir, abandonar actividades que permitan mejorar los logros de la escuela.
Las pruebas estandarizadas no son perfectas ni mucho menos agotan todos los elementos que integran la calidad educativa; sin embargo, son necesarias porque nos brindan una información confiable y rápida del progreso académico de nuestras escuelas. Son un medio, un instrumento de modo alguno constituyen la razón de ser de la escuela.

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