
Eduardo de la Cruz Yataco falleció el 19 de enero de 2008. Escritor de literatura infantil y promotor infatigable de la lectura en jóvenes y niños. Para quienes tuvimos la suerte de conocerlo, siempre fue un referente de optimismo y sencillez. Nacido para enseñar dentro o fuera de las aulas, Eduardo era un mago que sacaba mil y un trucos para impulsar la creatividad de niños y jóvenes. Trabajó textos escolares, fue profesor universitario, conferencista, colaborador periodístico y editor entrañable que siempre tenía una frase de aliento para los que empezábamos en esos trajines, “todo libro se vende” solía ser la frase con la que nos animaba para proseguir en la dura batalla de difundir cultura en nuestro país.
Un maestro de maestros fue y será Eduardo de la Cruz Yataco. Amigo desinteresado y magistral organizador. Recuerdo que hace unos años le dije que le enviaría una ponencia por Internet, “eso es cosa de brujos, chica” me respondió. Unos años más tarde, me daba su correo electrónico convencido de que la tecnología era un noble instrumento para promover cultura. Así era Eduardo, siempre de cara al desarrollo y a la curiosidad intelectual.
Desde este pequeño lugar en el espacio virtual, un abrazo muy fuerte para ti querido amigo. Te agradezco los consejos, el ejemplo y que me ayudarás a descubrir las sutilezas de la literatura infantil. Hasta siempre, querido Eduardo.
Un maestro de maestros fue y será Eduardo de la Cruz Yataco. Amigo desinteresado y magistral organizador. Recuerdo que hace unos años le dije que le enviaría una ponencia por Internet, “eso es cosa de brujos, chica” me respondió. Unos años más tarde, me daba su correo electrónico convencido de que la tecnología era un noble instrumento para promover cultura. Así era Eduardo, siempre de cara al desarrollo y a la curiosidad intelectual.
Desde este pequeño lugar en el espacio virtual, un abrazo muy fuerte para ti querido amigo. Te agradezco los consejos, el ejemplo y que me ayudarás a descubrir las sutilezas de la literatura infantil. Hasta siempre, querido Eduardo.
Fotografía tomada del diario La República
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