Un 16 de mayo de 1947 fallecía en el Perú uno de los sabios más originales y esforzados que haya producido nuestra tierra. Carlos Lissón Beingolea había nacido un 17 de setiembre de 1868. Pertenece a una generación de intelectuales y científicos de la talla de Scipion LLona, Julio C. Tello y Federico Villarreal. Su niñez y juventud están impregnadas de mucha curiosidad intelectual, sobre todo en ciencias. Cuando ingresa a la Escuela Nacional de Ingenieros, decide estudiar Ingeniería de Minas y, al egresar, decide dedicarse a la docencia universitaria y a la investigación. Fueron numerosos sus aportes a la ciencia y nutridos los esfuerzos que realizó para divulgarla. En esta ruta, tenemos que llegó a fundar la Sección de Ciencias Fisicas y Geológicas que vendría a ser la Primera Escuela de Geología del Perú.
Lissón recibió muchas distinciones y reconocimiento a su obra. Llegó a ser rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y dirigió La Escuela de Ingnieros de Minas. Es para los peruanos, el más excelso geólogo del siglo XX, su nombre traspuso fronteras y lo llevó a integrar las principales sociedades científicas del mundo entero.
Entre sus obras mencionaremos: Edad de los fósiles peruanos y distribución de sus depósitos en la república, La prolongación por el norte y sur del cretáceo de Lima y la determinación de sus diferentes pisos, Contribución a la Geología de Lima y sus alrededores, Cómo se generó el suelo peruano. En cada una de estas obras se hace palpable el profundo amor a la ciencia y a la tierra peruana.
Lissón solía decir que todo éxito está construido de numerosos fracasos y que no hay que temer al fracaso porque, en la ciencia como en la vida, el éxito no se halla sin esfuerzo y sin haber sabido aprender de los propios fracasos.
Los dejo con un fragmento del discurso “Los Fracasos”, texto que nos permite afirmar que estamos ante un pedagogo peruano, maestro de generaciones.
“…Que las canas que blanquean mi cabeza os cobijen mañana con el purísimo amor de ayer y de hoy, para repetir una vez más: Juventud trabajad, trabajad: no temáis al fracaso. El fracaso es mero accidente: es la promesa del éxito vivido”.
Lissón recibió muchas distinciones y reconocimiento a su obra. Llegó a ser rector de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos y dirigió La Escuela de Ingnieros de Minas. Es para los peruanos, el más excelso geólogo del siglo XX, su nombre traspuso fronteras y lo llevó a integrar las principales sociedades científicas del mundo entero.
Entre sus obras mencionaremos: Edad de los fósiles peruanos y distribución de sus depósitos en la república, La prolongación por el norte y sur del cretáceo de Lima y la determinación de sus diferentes pisos, Contribución a la Geología de Lima y sus alrededores, Cómo se generó el suelo peruano. En cada una de estas obras se hace palpable el profundo amor a la ciencia y a la tierra peruana.
Lissón solía decir que todo éxito está construido de numerosos fracasos y que no hay que temer al fracaso porque, en la ciencia como en la vida, el éxito no se halla sin esfuerzo y sin haber sabido aprender de los propios fracasos.
Los dejo con un fragmento del discurso “Los Fracasos”, texto que nos permite afirmar que estamos ante un pedagogo peruano, maestro de generaciones.
“…Que las canas que blanquean mi cabeza os cobijen mañana con el purísimo amor de ayer y de hoy, para repetir una vez más: Juventud trabajad, trabajad: no temáis al fracaso. El fracaso es mero accidente: es la promesa del éxito vivido”.
Comentarios
que interesante me gustaria saber mas de sus investigaciones cientificas
Así puedo decir que, cuando una persona tiene causa, razón o motivo para vivir, se puede enfrentar a todas las dificultades, preguntas o miedos que le plantea la vida. El ser humano, como proyecto, posee un espíritu constante de superación, y si cree firmemente en algo, no encuentra obstáculo que pueda impedir su propósito. Por el contrario, si una persona no encuentra motivo o razón para vivir, se somete a una presión tal que no le deja enfrentarse a los 'cómos' de la vida. Con una actitud positiva, todo es más fácil y agradable, pero con una actitud negativa, uno sólo ve escollos y muros, no difíciles, sino imposibles de vencer o superar. La vida es un encuentro de tropiezos no para caer, sino para levantarse. La vida es un conjunto de problemas. Son éstos los que van a ayudar a madurar y mejorar al hombre. No hay éxito sin dolor dice la máxima. Felicitaciones Dra.Martha Isarra Córdova por este artículo de difusión para orgullo peruano.
Lic.Hugo B. Méndez Castillejo.
Mi sitio web : www.hugomendez.blogspot.com