Cuando lo bautizaron, le adjudicaron cinco nombres: Mario Orlando Hamlet Hardy Brenno. Nosotros lo conocimos como Mario Benedetti y muchos nos enamoramos y desenamoramos acompañados de sus versos. Los chicos progres de entonces, nos sentíamos más progresistas leyendo a Benedetti y así incursionamos en su narrativa. A mí, en particular, me gustó Gracias por el fuego; pero, afectivamente, me tocó Primavera con una esquina rota. Recuerdo haber llorado cuando me aproximaba al final. Es una de las pocas novelas que, categóricamente, nunca releeré. Prefiero quedarme con el exacto aroma de la primera lectura, con las sensaciones que despertó en mi corazón de revolucionaria de café.
Mario Benedetti ha partido, igual que las utopías colectivas de entonces, igual que los fuegos y fulgores de nuestros años maravilosos. Y como todo ello, ha partido para quedarse por siempre.
Mario Benedetti ha partido, igual que las utopías colectivas de entonces, igual que los fuegos y fulgores de nuestros años maravilosos. Y como todo ello, ha partido para quedarse por siempre.
Táctica y estrategia
Mi táctica es
mirarte
aprender como sos
quererte como sos
mi táctica es
hablarte
y escucharte
construir con palabras
un puente indestructible
mi táctica es
quedarme en tu recuerdo
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
pero quedarme en vos
mi táctica es
ser franco
y saber que sos franca
y que no nos vendamos
simulacros
para que entre los dos
no haya telón
ni abismos
mi estrategia es
en cambio
más profunda y más
simple
mi estrategia es
que un día cualquiera
no sé cómo ni sé
con qué pretexto
por fin me necesites.
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