Ir al contenido principal

Jorge Edwards en Lima


El escritor chileno Jorge Edwards visita Lima. En el marco de actividades de la FIL 2008, el narrador se ha presentado ante sus lectores, actuales y futuros, en un diálogo con el narrador Alonso Cueto. El encuentro fue ameno e inteligente. Cueto hizo muy bien al ceder tiempo y palabras a Edwards pues de lo que se trataba era de se un buen anfitrión, un mediador que permitiera al novelista chileno explorar en recuerdos familiares y amicales, revelarnos sus lecturas (nos contó que ha estado releyendo a Montaigne) y dar algunas marcas de su propia obra: prefiere los personajes vulnerables, escindidos, excluidos; considera que los personajes tienen que evolucionar durante el desarrollo de la novela o el cuento, que no pueden ser los mismos de cuando empezó el texto. Además, dijo que un texto que en un determinado momento es solo un apunte, un boceto que se estancó en el proceso del acto creativo, puede llegar a tener relevancia tiempo despues, cuando sirve de base para una trama, para un capítulo o, simplemente, para delinear mejor a un personaje. Una delicia escuchar a Edwars esta noche. Los dejo con el fragmento de una de los cuentos que más me gusta.

“¡Déjese!”, insistió, colorada, con la escoba aferrada entre las dos manos. Entonces le di un pellizco fuerte al costado de la axila izquierda, a muy pocos centímetros de la pechuga, que no me había atrevido a tocar, pero que miraba con la boca abierta y creo que con la baba colgando, yo también convertido en vaca. La Irene dejó la escoba contra el muro, con toda calma,y me dio una palmada que me hizo ver estrellas. Salí de la pieza haciendo morisquetas, simulando que la palmada no me había dolido, pero la mejilla me ardía y las lágrimas me empañaban los ojos.”

Comentarios

Entradas populares de este blog

Cada domingo a las doce, Arturo Cavero

Es lunes. Algo de pereza. La ilusión de leer el artículo que espero cada semana. Es bueno empezar la semana con esta abrigadora rutina. Recuerdo a mi querida amiga Virginia Vílchez y leo la agenda que puntualmente publica cada semana. Tiene una queda y solitaria perseverancia. Hace dos años que tomamos un cafecito, tejimos mil proyectos y, como siempre, no volví. Tanto ruido de todas partes. Una canción resiste el bullicio de esta mañana. Arturo Cavero interpretando Cada domingo a las doce . Lo recuerdo comprando libros en una feria universitaria. Conversamos un rato. Compró uno de los míos al ver mi fotografía. Le agradecí el gesto y haberme ayudado en días anteriores cuando mi habitual torpeza provocó un verdadero estropicio de cajas de libros en el piso. Talento, sentimiento, nobleza y caballerosidad. Así vivirá en mi memoria. A continuación, les presento un artículo que expresa lo que quería decir. De modo que los libro de mis balbuceos y comparto con ustedes la precisa nota de Alo

La escuela según el diablo

Hace muchos años en algún país el diablo hizo su aparición, el traía una idea en la cabeza y trataba de convencer a la gente. Su idea era el hacer una escuela pero…¿Cómo sería esa escuela? Entonces se le ocurrió preguntar a las madres de los niños cómo era que sus hijos se comportaban y ellas empezaron a contestar con gran entusiasmo… ¡Los niños aman la naturaleza! ¡Ah… entonces los meteremos a cuartos cerrados en donde no vean ni siquiera el árbol de la esquina…! ¿Qué más les gusta? ¡Les gusta comprobar que la actividad sirve para algo! Entonces haremos de tal manera las cosas que su actividad no tenga ningún objeto - dijo el diablo. ¡Ah….! - dijo otra señora - Les gusta moverse, brincar, saltar, correr, aventar… Pues los obligaremos a estar sentados y quietos…. ¡Les gusta manejar objetos, servirse de las manos! - comentó una más. Pues que sólo manejen ideas, únicamente ideas…..¡Que no ocupen las manos! ¡Les gusta razonar! Pues que memoricen…! ¡Les gusta hablar! Que guarden silencio,

Infoxicación o la gula del conocimiento

Comunidad IEBS Dos décadas atrás, cuando la galaxia de Gutemberg lo era todo, cuando los libros y revistas eran nuestra fuente del saber, también era más sencillo definir nuestros intereses, nuestras preferencias y nuestras elecciones en lo que búsqueda de la información se refiere. Somos seres narratológicas y toda línea del saber tenía una respetable duración. De aquello a la discrecionalidad disruptiva actual hay un verdadero abismo y nos hemos convertido en una suerte de voraces degustadores de cuanto se nos vaya presentando cuando nos sumergimos en esa biblioteca, babélica y laberíntica, que es la información en tiempos de lo virtual. Picoteamos por aquí y por allá y, en no pocas ocasiones, podemos aterrizar  muy lejos de los intereses que realmente tenemos.  Ya hay quienes, como Alfons Cornella, aconseja detenerse a pensar en las líneas de interés que tenemos (música provenzal, liderazgo instructivo, masajes reductores, teoría de cuerdas, etc.,). Claro que para ell